Del 5 al 8 de octubre se da cita en el Salón Inmobiliario de la Región de Murcia, un amplio y variado sector de los negocios inmobiliarios (promotores inmobiliarios, constructores, agentes inmobiliarios, etc). Se trata del punto de encuentro de la actividad que más está perjudicando al medio ambiente y los recursos de esta región, impidiendo una adecuada ordenación del territorio. A base de una publicidad engañosa, el SIRMU se presenta como un evento dirigido a “los que buscan casa”, sin embargo, construir resort con miles de viviendas dirigidas exclusivamente a mercado europeo, enriquecerse rápidamente o blanquear dinero aprovechando la fiebre constructora, poco o nada tienen que ver con las necesidades reales y el derecho de los ciudadanos a tener una vivienda, cuyo precio no hace más que aumentar.
Los numerosos casos de especulación, corrupción política y delitos urbanísticos que desde hace un tiempo van saliendo a la luz y que están siendo investigados por la justicia en la Región de Murcia, son claros síntomas de un modelo de desarrollo contrario a los intereses generales de los ciudadanos.
El SIRMU es la feria del actual y único modelo de desarrollo murciano, basado en la especulación urbanística. Un modelo que prevé suelo para dar cabida a 800.000 viviendas en los próximos años y que ya anuncia la construcción de 40.000 de ellas este año, según los propios constructores. Todo ello se lleva a cabo sin planificación territorial alguna, a golpe de talonario y miles de millones de euros, como única alternativa a nuestro desarrollo económico, sin prever las necesidades futuras y creando un modelo económico-especulativo insostenible muy poco esperanzador para el futuro de esta región: desaparición de la agricultura tradicional y de pequeños agricultores, más paro y trabajos precarios, falta de agua, contaminación, degradación de espacios naturales, etc.
Lo lógico sería apostar por un crecimiento urbano a partir de los propios núcleos urbanos y en función del aumento vegetativo de población, es decir, atendiendo a necesidades reales de nuestra sociedad y no únicamente a negocios millonarios, especulativos o mafiosos que también perjudican gravemente la actividad de los pequeños promotores de nuestra tierra, del propio turismo y de otros sectores como la agricultura.
En modelo resort, para el cual se ha inventado la definición de “turismo residencial”, basado en viviendas individuales de baja densidad con campo de golf, consume entre 2 y 3 veces más agua que el uso doméstico normal. Ello supone que el déficit hídrico actual no hará más que agravarse en los próximos años, sin que en absoluto se hayan previsto y resuelto los nuevos consumos urbano-turísticos.
Ya no se salvan ni los espacios naturales, patrimonio vital de todos los murcianos, a los que se desprotege (15.000 has desprotegidas por el PP en 2001), acosa y degrada para dar cabida a la voracidad especulativa y urbanizadora. La larga lista de casos: Calblanque, Marina de Cope, Puerto Mayor, Mar Menor, La Zerrichera, etc. son un claro ejemplo de la insostenibilidad de este modelo ante el cual se ha tenido que movilizar la sociedad murciana, contando por millares las personas que han salido a la calle en los últimos tiempos al grito de “Murcia No Se Vende”.
Los ciudadanos les decimos a los gobernantes regionales y locales, que no vamos a consentir su desprecio por el territorio, por el patrimonio ambiental, cultural y social y por los intereses generales de todos los murcianos y su servidumbre al club del ladrillo y del enriquecimiento rápido. Vamos a tomar buena nota de quién está defendiendo un modelo de desarrollo razonable, basado en la conservación inteligente de los recursos y quienes están vendiendo su municipio y sus gentes al mejor postor.
Y finalmente les decimos a las empresas inmobiliarias, constructoras y promotoras, que quienes han de dibujar y decidir qué futuro y qué tipo de desarrollo queremos, no son ellas, sino todos los murcianos y murcianas a través de procesos democráticos. Aquí no caben empresas que amenazan a ciudadanos e instituciones para obligarlos a doblegarse a sus intereses, como han intentado conocidas empresas en Alhama o en La Cerrichera. Ustedes sobran en esta tierra.
¡ LA REGIÓN DE MURCIA NO SE VENDE !