27.2.06

POR UN AUTÉNTICO DESARROLLO SOSTENIBLE

Manifiesto leído en la concentración del 25 de marzo de 2006.

Bienvenidos compañeros y compañeras, amigos y amigas.

Gracias a todos vosotros y a todas vosotras ha sido posible este encuentro festivo y reivindicativo que pretende mostrar a nuestros políticos y empresarios, que otro modelo de desarrollo es posible.

Gracias por estar aquí, y felicitémonos por haber venido;

también sabemos que si “somos todos los que estamos, no estamos todos los que somos”:
porque muchos simpatizantes de esta causa no han podido estar presentes esta tarde, pero sabemos que su apoyo nos anima a continuar por el camino emprendido.

Nos gustaría comenzar este breve manifiesto con una antigua frase de los indios de las praderas norteamericanas:

“La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”.

Creemos que con esta frase los indios reflejaron lo que es un auténtico Desarrollo Sostenible:

Aquél que trata el patrimonio natural y cultural presente como algo que hay que preservar para uso y disfrute de las generaciones futuras;

y para ello es necesario saber y sentir que todas estas riquezas y valores no pertenecen única y exclusivamente a la generación presente.

Estamos hoy aquí, para denunciar a esas empresas y a esa política desarrollista que está tratando a la Región de Murcia como su herencia particular, haciendo de ella lo que les da la gana, perdón…, lo que les da dinero,

sin poner reparos en destruir espacios naturales, culturas autóctonas, paisajes huertanos, tortugas moras o águilas perdiceras.

Estamos en contra de un modelo económico basado en el “monocultivo del ladrillo”, modelo alimentado por la codicia de unos pocos y no por el bien general;

codicia cuyo fruto es el encarecimiento continuo de la vivienda, a pesar de que se hayan aprobado planes parciales para 250000 viviendas y suelo urbanizable recalificado para 800000;

codicia que levanta muros en forma de resorts, potenciando un turismo de exclusión, al margen, elitista y depredador de los recursos naturales; auténticos guetos para ricos dentro de la Región.

Los más de 60 campos de golf proyectados, con sus decenas de miles de viviendas alrededor, son el paradigma de este desarrollo insostenible basado en la dilapidación de un patrimonio considerado como herencia.

Y todo esto es posible gracias a la actual Ley del Suelo, que permite urbanizar todo lo que no esté protegido. (Y hasta parte de lo protegido, como estamos viendo claramente en el caso de la Cerrichera).

Ley que exigimos que se derogue y se cree una nueva normativa dirigida directamente a impedir la especulación del suelo.

Queremos y deseamos un verdadero DS que considere esta hermosa —todavía— Región, y a todo el planeta, como un “préstamo de nuestros hijos e hijas”,

y que como préstamo tendremos que devolver con intereses, es decir, con unas condiciones de vida más dignas, más justas social y ecológicamente.

Para alcanzar nuestro objetivo apostamos por un modelo de desarrollo cuyo motor sea la relación respetuosa con la naturaleza y con las personas; porque, no nos engañemos, no se puede dar la una sin la otra.

Estamos seguros de que auténtico DS lo podremos conseguir si ponemos toda nuestra energía y creatividad en el empeño. Para ello consideramos necesario:

Diversificar los medios que generan riqueza en la Región, los cuales no deben consumir en exceso los escasos recursos naturales que poseemos, particularmente el agua;

Potenciar la agricultura tradicional y ecológica, así como la creación de empresas transformadoras de sus productos, incidiendo más en la calidad que en la cantidad de los mismos;

Invertir más en I+D, para poder convertirnos en “exportadores” de conocimiento y saber, que consumen poco agua;

Apoyar un ecoturismo rural y de playa, donde se valoren los aspectos ambientales, culturales, paisajísticos…;

Ofrecer un turismo de inclusión, donde las personas que lleguen a nuestra tierra valoren y aprecien las características propias del lugar que las acoge; no como los resorts, que las aislan en pequeñas, y no tan pequeñas, colonias golfistas, que muy poco tiene que ver con la cultura y el paisaje que les rodea.

Luchar por una democracia participativa, donde los políticos puedan estar controlados por los ciudadanos y así evitar la connivencia con el poder económico.

Ciertamente, un modelo de desarrollo como éste, generará puestos de trabajo estables y de calidad; no como los actuales, surgidos a la sombra del bum urbanístico, donde la precariedad y la temporalidad están a la orden del día.

POR TODO ESTO Y MUCHO MÁS, LES DECIMOS CLARO Y ALTO A TODOS LOS QUE MERCADEAN CON NUESTRA TIERRA QUE “LA REGIÓN DE MURCIA NO SE VENDE”…

Y LOS MURCIANOS Y LAS MURCIANAS TAMPOCO.