Los agricultores y la presión urbanística
Los productores alertan de las consecuencias de la «presión urbanística»
Las organizaciones del campo no sólo achacan a la guerra de precios de las distribuidoras el freno al desarrollo agrícola. También alertan de la «presión urbanística» que sufren los agricultores. «Hace unos años, comprar una hectárea podía costar 400.000 pesetas, pero ahora no baja de los dos o tres millones; se está especulando con el suelo de la Región», explica Pedro Lencina, presidente de COAG.
Sin embargo, la rentabilidad de una hectárea es de unas «50.000 pesetas». Lencina critica esta subida espectacular de precios, y se lamenta de que la especulación esté afectando a los agricultores. «¿Qué puede hacer alguien que quiere comprar unas hectáreas para aumentar su explotación y quiere que la operación le salga rentable?», se lamenta. Achaca la situación a la Ley regional del Suelo, que «considera potencialmente urbanizable todo lo que no está protegido». Por eso, la especulación alcanza a los terrenos agrícolas. «Además, cuando el agricultor está en una zona que es LIC o ZEPA, tampoco puede hacer nada, porque no le dejan ni edificar una caseta», critica Pedro Lencina.
Urbanizaciones y agua
Los agricultores también se ven afectados por el debate urbanístico en otro ámbito: la polémica por las necesidades de agua. Desde otras regiones, como Castilla-La Mancha, se critica la proliferación de urbanizaciones y campo de golf, aunque Pedro Lencina recuerda que «el agua del trasvase es para la agricultura, porque las urbanizaciones no gastan tanta agua»
«Lo que tienen que hacer es poner desaladoras para los complejos turísticos, porque ellos sí se pueden permitir el gasto en agua desalada», añade.
Sin embargo, la rentabilidad de una hectárea es de unas «50.000 pesetas». Lencina critica esta subida espectacular de precios, y se lamenta de que la especulación esté afectando a los agricultores. «¿Qué puede hacer alguien que quiere comprar unas hectáreas para aumentar su explotación y quiere que la operación le salga rentable?», se lamenta. Achaca la situación a la Ley regional del Suelo, que «considera potencialmente urbanizable todo lo que no está protegido». Por eso, la especulación alcanza a los terrenos agrícolas. «Además, cuando el agricultor está en una zona que es LIC o ZEPA, tampoco puede hacer nada, porque no le dejan ni edificar una caseta», critica Pedro Lencina.
Urbanizaciones y agua
Los agricultores también se ven afectados por el debate urbanístico en otro ámbito: la polémica por las necesidades de agua. Desde otras regiones, como Castilla-La Mancha, se critica la proliferación de urbanizaciones y campo de golf, aunque Pedro Lencina recuerda que «el agua del trasvase es para la agricultura, porque las urbanizaciones no gastan tanta agua»
«Lo que tienen que hacer es poner desaladoras para los complejos turísticos, porque ellos sí se pueden permitir el gasto en agua desalada», añade.
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